Era un misterio la razón por la cual Javier Milei detuvo su avión en Asunción (Paraguay) cuando regresaba de Europa. Ni una información, menos algun trascendido. En cambio, especulaciones varias. Una de ellas se pega hoy al anunciado viaje a Arabia Saudita del ministro de Economía, Luis Caputo, seguramente interesado en rascar la olla para obtener un préstamo de ese país que facilite la transición económica de la Argentina con déficit eterno a otra con superávit. El enlace para ese propósito: el actual embajador en Paraguay, Guillermo Nielsen, quien ocupó el mismo cargo en Riad representando por años al dúo Alberto Fernández-Cristina de Kirchner.
Ubicuo, sin ser funcionario de “la Casa” o de carrera, Nielsen renovó su categoría diplomática por una vieja amistad con Milei —solía acompañarlo en la presentación de sus libros, también en algunas disertaciones, compartían solidaridad empresaria en el Grupo Eurnekián— y, como había servido de segundo de Roberto Lavagna en la renegociación de la deuda externa, se supone que habrá aportado expertise en el encuentro paraguayo para sacudir el inmenso bolsillo de los árabes y ver si Caputo captura algún denario salvador. Una conclusión periodística, superficial quizas, que tropieza con otro dato: parece que los saudíes sólo se interesan por el fútbol de la Argentina, por nutrirse con vacas sagradas de ese deporte o con terneros de promisoria habilidad con la pelota, y bajo ningún aspecto les importa otra inversión aunque les sobren dólares y los visite Caputo. A menos, claro, que haya un proyecto tentador. Sabrá Dios lo que ocurra en ese viaje de Caputo, pero nunca hay baile si uno no invita a la dama, dirá el ministro.
Baile, justamente, es lo que abunda en los tiempos de fronda del continuado cinematográfico argentino, cuando las protagonistas femeninas ocupan toda la pantalla y la demandante Fabiola debe cederle atención de Hollywood a una Victoria Villaruel que, para los mileistas es la mala, la odiosa de la película. Como la opinión pública suele fascinarse con las tórridas historias del albergue transitorio en que se convirtió la Casa Rosada & Cía, la vigencia de Fabiola habrá de conservar atractivo a pesar de que la escalada crítica de la Vicepresidente se torna mas grave en lo institucional. Penosa división en la cúpula del gobierno y con una limitación insalvable para Milei: no la puede despedir a Vicky con un decreto y menos proponer un juicio político a un Senado que no domina (por otra parte, un cuerpo bastante endeble, con miembros de dudosa formación advertida en la última audiencia frente juez Ariel Lijo, quien ya había pasado la primera prueba para el acceso a la Corte con anterioridad: antes de empezar el cuestionario hubo una gentileza del radicalismo con el magistrado al cambiar un legislador que votaba seguramente en contra).
Por si no alcanzan las dificultades del gobierno, se añadió ayer, miércoles, otra novedad: la calentura evidente de Mauricio Macri por la indiferencia que recibe firmando con letra gótica un comunicado con el título “Este no es el cambio”. Traducción mediante, popular: estoy harto con la espera, de las dilaciones, de no cumplir con lo que nos hemos comprometido, la no resolución de algunas nominaciones conversadas (por ejemplo, Guillermo Dietrich jefe de Gabinete, el hombre más eficaz de su gobierno para Macri, como si su gobierno hubiera sido eficaz). Me siento un forro, me tratan con cortesía pero no me cumplen, estoy ahora más cerca de irme que de quedarme y, en el caso de que no se apliquen ciertos convenios, el PRO se retira de la actual convivencia. Quedate con Cristina como aliada para poder gobernar. Palabras más, palabras menos, era el llamado a otra cena a punto de celebrarse anoche mismo, en Olivos. Además del patético nivel del interrogatorio a Lijo en el Senado, otro de los enojos de Macri que caldearon el ambiente previo fue por la anulación en Diputados, el mismo día, del decreto que le había facilitado a la nueva SIDE cien millones de dólares con gastos reservados o secretos para su funcionamiento —de los cuales, en apariencia, el gobierno ya consumió 75%— y que la comisión adhoc fuera presidida por Martín Lousteau. Más encono para quedarse afuera si no lo acarician.
Más desbarranque: si el trastorno moral que festejó Alberto Fernández en su mandato fue por el agobiante asedio político de la vice Cristina y su corte camporista—una de las explicaciones a su inmadura conducta—, ahora Milei atraviesa un acoso de la Villaruel, impensado, prematuro, originario en desavenencias por el poder, postergaciones y agravios que ella le atribuye a Santiago Caputo y a la hermana presidencial, Karina. Una vendetta, ya que ella, a menos que sea cínica, no le endosa esa responsabilidad al jefe de Estado, al cual le rinde fidelidad pública. Palabras. Una ultima zozobra institucional genera esta disputa en la alcazaba: ella ha conseguido adhesiones para desairar a Milei por el nombramiento de Lijo como parte de una hilera de críticas que comenzó el mismo día del triunfo electoral. Esa noche ha sido clave en la historia del actual gobierno: el trío de hierro, Milei, su hermana y Caputo jr, advirtieron que la vice se calzaba como un traje áreas de gobierno que no le correspondían y que la gente del PRO se repartía cargos como si hubieran sido ellos los elegidos. Desde entonces los conflictos progresaron.
Demasiado tempranero lo del binomio, aunque Rosendo Fraga —en una reciente exposición y con lenguaje militar— sostuvo que este penoso conflicto del uno y la dos es de baja intensidad en relacion a otra pareja presidencial, la del Ecuador, de exasperantes ambiciones entre Daniel Novoa y su segunda, Verónica Abad. La crisis en ese país estalló el primer día, cuando el Presidente envió a su vice como embajadora en Israel para sacarla del país (por supuesto, ella no hizo caso), se alimentó de rabia y ahora el Ejecutivo promueve un adelantamiento electoral para alargar su mandato sin contenerla a ella en la fórmula. En el medio, regueros de pólvora. Frente a esta explosiva pareja comentada por Fraga, lo de Milei y Villaruel parece un minué mal ensayado. Y si ella entonces no captaba los mismos votos, ahora recoge una ligera ventaja en las encuestas sobre su numen.
Aunque Vicky provocó otros sismos: colocó en la picota a Caputo jr como el monje negro de la Casa Rosada, el caprichoso administrador de fondos oficiales o el auto promotor de ciertos funcionarios. Lo comparan junto a Karina con otros siniestros antecesores y le endilgan actividades comerciales con su hermano Francisco no precisamente sanctas. Es habitual este ejercicio de comentarios, tambien objetan su propensión al juego del espionaje y a disponer de una influencia notable sobre la cabeza de Milei. Como si el mismo Presidente no lo hubiera reconocido. Casi un fulminante entonces este joven contra cierta estabilidad económica conseguida por su tío, Luis (el Toto viajero), cuyo sobrino revela una dudosa destreza para ser apreciado y, sobre todo, a ejercer una hegemonía detrás de los cortinados, escapando de las luminarias. Difícil cometido para un hombre de las fuerzas del Cielo con tamaña jerarquía publica, quien además no tiene 40 años y se le puede colgar la soberbia sobre los hombros. Cuando tal vez sea timidez.
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