El sueño de llegar a su duodécima final de Copa Libertadores se convirtió en una verdadera pesadilla para Boca en su visita a Santos. Con River, su gran verdugo de los últimos años, ya fuera de competencia y con un elenco de condiciones limitadas como Palmeiras esperándolo en la final, se trajo una impensada derrota por 3 a 0 del Urbano Caldeira y se despidió, casi sin dar pelea, de su gran objetivo de la temporada.
Podría decirse que el equipo de Miguel Angel Russo jugó un partido para el olvido; sin embargo, será difícil de olvidar la exhibición brindada por los argentinos, justo cuando más necesitaban mostrar su mejor versión.
Desde el inicio que Boca se mostró apagado, habilitando el famoso “salió dormido” para describir la actitud de sus jugadores. Ya antes de los 30 segundos el palo lo estaba salvando del primer gol de Santos y de pagar muy caro la displicencia de Fabra, quien perdió la pelota con Marinho en defensa. El extremo derecho de Santos, de flojo rendimiento en el 0 a 0 de la Bombonera y gran actuación en la revancha, disparó rasante al palo derecho de Andrada y el hierro le devolvió su intención.
Con el correr de los minutos, la sensación de somnolencia fue dejando lugar a la percepción de que Boca estaba cansado, ya que era superado físicamente por su rival con sorprendente facilidad. Y Santos no tardó demasiado en sacar provecho. A los 15, Pituca puso el 1 a 0 tras una serie de desatenciones en el fondo visitante, principalmente por parte de la dupla central, que no sabía donde estaba la pelota luego de que un remate del venezolano Soteldo diera en la mano de López. Cuando la localizaron, los paulistas estaban celebrando.
El primer remate de Boca, ya sea al arco, desviado o al menos intentado, se dio recién a los 31 minutos de juego, tras una incursión de Tevez que terminó con la pelota en los pies de Villa, quien no dudó en sacar un remate que se fue muy cerca. Lo mejor de Boca sucedía cuando Tevez se retrasaba, algo que se viene repitiendo en los últimos encuentros. Si que el capitán empiece como delantero y luego se mueva de enlace es una estrategia para despistar o es mera consecuencia de los malos arranques de boca, resulta un misterio.
Russo intentó sacudir a los suyos con un par de cambios desde el vestuario pero no fue suficiente. Apenas iniciado el complemento, Salvio volvió a perder una pelota en su propio campo (ya había tenido varias de esas en la primera parte) y Soteldo, el crack de 1,60 metro que tiene Santos, avanzó hasta dentro del área ante el temor de la defensa y sacó un disparo sin oposición que se clavó en el ángulo del primer palo de Andrada.
Al borde del nocaut, Boca terminó de besar la lona un par de minutos después, cuando Marinho dejó en el piso a Izquierdoz con una bicicleta y tiró el siempre mortal pase atrás y al medio, que encontró a Braga para el 3 a 0. Santos, con orden táctico, compromiso en la marca (sus delanteros recuperaron constantemente la pelota) y algunas individualidades, liquidaba la historia y daba comienzo a la fiesta. Boca, con un mediocampo inexistente, un ataque errático y una defensa desolada, armaba las valijas.
Por si fuera poco, a los 55, Fabra se hizo expulsar luego de clavarle los tapones en el pecho a Marinho cuando este estaba en el piso. Indigno. Como todo lo que hizo Boca en la noche de San Pablo.