De repente aparecieron los manuales, cada bando difunde el suyo para auxiliar o encuadrar a candidatos y votantes. Más propios que ajenos y con la misma argucia: mejor proteger la casa que conquistar una colina. Tiempos difíciles para otras aventuras. La novedosa inversión, seguramente inútil, responde por un lado a la imaginación del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y por el otro, a las necesidades de convivencia reclamadas por Patricia Bullrich y el mendocino Cornejo, más la bendición del Marcos Peña de Horacio Rodríguez Larreta, Freddy Benedetto.
Estos ejemplares de autoayuda recién horneados para las próximas elecciones apuntan a convertirse en los diez mandamientos de Jesús, las veinte verdades peronistas o el catecismo de Juntos redactado por Claudio María Domínguez. Curioso: coinciden en lo que se debe evitar, en lo que está prohibido, en algunos casos hasta cuestionan el uso de la palabra. Naturalmente, en nombre de la libertad.
Aunque ausente, Mauricio Macri no reniega del pacífico documento de su agrupación, forjado en la cercanía de sus más fieles y en la meditación sobre la concordia oriental que alguna vez lo atrajo, en la que debe haber creído y haberse zambullido, entendiendo que en Bután reina la felicidad (según pregonaba de un estudio de Harvard).
Pero ni ahora, “anclao en París” como dice el tango, se le ocurre viajar a ese reino asiático para comprobar la certeza. Más demoledor con el texto partidario ha sido el gobernador radical Gerardo Morales: lo consideró un ejemplar de jardín de infantes, un Upa para lactantes.
Una necedad surgida para aplacar la beligerancia de dos componentes de la coalición, Facundo Manes y Elisa Carrió. Según la dama, siempre atenta a cercar con ladridos a sus asociados, el médico candidato se excedió con Rodríguez Larreta al insinuar que podía gastar los impuestos porteños a favor de la postulación de Diego Santilli, incluyendo a otros eventuales beneficiarios de la política. Y zamarreó a Manes hasta prometerle un juicio por embaucador, aunque el rival –dispuesto también a morder– le recordó a Lilita que alguna vez lo invitó a acompañarlo como segundo de ella. Difícil confirmación: a mucha gente Carrió invitó a su lista, ha recorrido un largo camino.
Evitable. Se supone que el código de comportamiento ahora inicialado evitará trámites judiciales entre los miembros del bloque opositor. Por lo menos. Sobre todo a cuarenta días de la interna, luego de la cual irán juntos por los mismos intereses. Ni siquiera se respeta esa ambición.
Una advertencia a Ricardo López Murphy en su pugna con María Eugenia Vidal: el bulldog siempre anotó deslices del jefe de Gobierno capitalino. Resulta raro, sin embargo, que se acuda a un armisticio de esas características, público, en lugar de arreglarlo como animales de una misma selva y distintos territorios.
Lo que sí sorprende, al menos en Juntos, es la indicación de un orden de comportamiento entre adultos, estableciendo lo que se puede hablar o no, limitando el ejercicio de expresión. Más extraño en un sector político que suele presumir una tendencia libertaria superior a la de los Fernández.
Algunos avezados en campañas electorales, tiburones de comicios como Duran Barba o el mismo Pepe Albistur, jamás recomendarían manuales de este tipo, como el presunto análisis de laboratorio a cargo del gobierno nacional por medio de la Jefatura de Gabinete (que le habría confiado la redacción de la tarea periodística a Juan Courel, un ex colaborador de Daniel Scioli).
Pero habrá que aceptar la expertise de la cristiana familia Cafiero en estas instrucciones del Estado partidario: desde su abuelo Antonio, hace más de setenta años, viven del erario público, sin defecciones, multiplicándose en ocupación de embajadas, secretarías, ministerios, legislaturas. Ni los Kirchner.
De manual. Es habitual que la autoayuda o el coaching se apliquen a los candidatos. El nuevo manual del Gobierno, una suerte de básica nota periodística para un mensuario sin éxito, se ofrece a sus adherentes –brinda encuestas, descripciones, modos de acción– como fuente de iluminación y modo de conducta, advirtiendo “atrévete a no gustar” o “el poder está dentro de ti”, referencias a dos de los libros más reconocidos en la materia.
Este aporte de un sector político así como el otro de Juntos revelan la iniciativa para los próximos comicios, tan novedosa como la Vidal preocupada por la inflación (me duele, al mejor estilo Chiche), el silencio de Gollan (para explicar después de veinte días por qué no aplican la Moderna o 10 millones de vacunas en los freezers, amén de la falta crónica de testeos), la Vizzotti diciendo cómo se emociona ante los familiares que reciben el antídoto (otra a la que le duele como a Chiche) o Martín Tetaz proponiendo la independencia del Banco Central para liquidar la inflación.
Debe ser la única innovación en la campaña. Pero solo para el público que se renueva: esa idea ya la planteó Christian Zimmermann, cuando acompañaba a Adolfo Diz en el Banco Central, hace casi cincuenta años. (Perfil)