Boca volvió a encontrar en los penales lo que no pudo siquiera buscar en el juego. Con la efectividad de sus pateadores y con Agustín Rossi otra vez importante en la definición, el conjunto de Sebastián Battaglia superó en los penales 5-4 a Racing, que mereció otra suerte en los 90 minutos y al que el 0-0 del tiempo reglamentario le quedó muy corto. Con muy poco al equipo xeneize le alcanzó para clasificarse a la final de la Copa de la Liga Profesional, donde espera a Argentinos o Tigre.

La superioridad de Racing en el primer tiempo fue abrumadora, salvo en el marcador. La primera gran diferencia estuvo en la intensidad: las ganas de Copetti frente a la displicencia de Varela eran una pintura de una imagen que se podía trasladar a diferentes lugares de la cancha. Cada vez que un futbolista de Boca tenía la pelota, levantaba la cabeza y sólo veía jugadores de Racing presionando. Así en contadas ocasiones el equipo de Battaglia pudo progresar en ataque y por eso ni siquiera pudo patear una vez al arco en 45 minutos.

Pero no sólo fue un tema de actitud. Tácticamente, Gago ganó la batalla, lo que se tradujo en un claro dominio racinguista. Para ello, la presencia de Rojas y Chancalay en los extremos resultó un gran acierto, porque jugaban a espaldas de los volantes rivales y los laterales tampoco los controlaban. Esa ventaja se trasladaba al medio, donde Alcaraz y Mirando encontraban espacios para filtrar pases o picar al vacío. Todo aguantado por un Copetti incanzable, que presionaba a Rojo, Zambrano y Rossi.

El único aspecto en el que falló Racing fue en la última puntada, ya que su marcado dominio no se reflejó en tantas llegadas como hubiese merecido, más allá de que provocó muchos sofocones a Rossi. Incluso, Chancalay tuvo un mano a mano que resolvió mal y Correa, en la primera que tocó, cabeceó afuera tras una fallida salida de Rossi.

Algo cambió en la segunda mitad, aunque la tendencia fue parecida. Con menos piernas, la presión de Racing ya no fue tan intensa, lo que le permitió a Boca aquietar el ritmo y manejar un poco más la pelota. De esa manera, pudo mantener el desarrollo más lejos de su arquero y no pasar tantos sobresaltos como en la primera mitad. Sin embargo, no le alcanzó para siquiera acercarse a Chila Gómez, un mero espectador durante los 90 minutos.

Recién sobre el final y con la entrada de Salvio, Boca pareció buscar el triunfo en el tiempo regular, pero fue apenas una insinuación. A esa altura, ya los dos estaban pensando en los penales.

La definición también tuvo suspenso. Los primeros ocho penales fueron adentro, con gran jerarquía de los pateadores. Entonces apareció Rossi, que le sacó el remate a Copetti y parecía que inclinaba la balanza. Pero Salvio no pudo con Gómez y la serie se prolongó. Sin embargo, Insúa mordió su zurdazo y todo quedó servido para Varela, que se reivindicó de un flojo partido y anotó el penal decisivo para que todo el festejo sea xeneize.