Boca y River igualaron 1-1 en la Bombonera en un Superclásico que fue de menor a mayor, que tuvo goles de Villa y Palavecino, a un expulsado por lado y que finalizó con una jugada insólita en la que se salvó el equipo local. Así, ambos elencos prolongaron su andar irregular en el torneo. Los de Miguel Angel Russo suman 9 unidades en la Zona B (dos triunfos y tres empates) , mientras que los de Marcelo Gallardo tienen 7 puntos en la A (dos ganados, un empate y dos perdidos).

Fue flojo el inicio del encuentro, quizá por la entendible necesidad de adaptarse a un nuevo esquema por uno y otro lado. Boca se dispuso a no atacar, ya sea porque sin Cardona no sabe bien cómo, y a defenderse cerca del área de Andrada con su superpoblación de defensores. River, por su parte, fue para adelante pero mal, con poca sorpresa y falta de ingenio. Ni Carrascal ni De la Cruz, los que habitualmente frotan la lámpara, estuvieron finos. Mientras que Borré y Suárez sufrieron la falta de contacto con la pelota.

Con algunas dificultades para avanzar por el mediocampo, el pelotazo desde el fondo fue una opción que los de Gallardo no vieron con malos ojos. Así llegó su mejor ocasión, aunque el peligro lo puso en gran parte Andrada. Suárez bajó de cabeza un pelotazo para la llegada de De la Cruz y el arquero xeneize consideró que ni Campuzano ni López llegarían a cruzar al uruguayo, por lo que despegó desde su área para quedar a mitad de camino. De la Cruz definió por arriba de manera defectuosa y López llegó a despejar cuando la pelota ya se disponía a meterse en la despoblada área chica.

Boca recién llegó con claridad a los 35, luego de una gran combinación entre Capaldo, Maroni y Fabra que terminó con Tevez definiendo al cuerpo de Armani cara a cara con el arquero. Poco después, el peruano Zambrano, quien venía mostrando algunas dudas para salir jugando, resolvió muy bien y conectó con Tevez que metió un notable taco para la subida de Capaldo. El improvisado lateral derecho, uno de los jugadores más discutidos de este Boca, se metió en el área y el chileno Díaz lo derribó torpemente. A la hora de la ejecución, el colombiano Villa definió al medio y con poca altura para vencer a un Armani que apostó por volar hacia un costado.

River potenció sus falencias en la segunda parte y Boca quedó de cara al 2-0 en un par de ocasiones, ambas en los pies de Maroni, quien primero definió muy mal y más tarde se topó con una gigantesca doble atajada de Armani. Y el local pagó muy caro las ocasiones desperdiciadas.

A los 67, De la Cruz se tomó un tiempo para pensar y ubicó a Angileri, quien mandó el centro desde la izquierda para que Palavecino meta un gran cabezazo, propio de un experimentado nueve de área y hacer estéril la volada de Andrada para evitar el 1-1. Segundos antes, Gallardo ya se había dispuesto a meter un par de cambios, incluida la salida de Palavecino, pero el destino lo salvó de un fatídico error. El Muñeco casi que no lo pudo festejar ya que rápidamente se dio vuelta para parar el cambio. Finalmente, Zuculini se volvió al banco y el que sí entró fue Julián Alvarez, por Carrascal.

Lo de Boca se tornaba en tragedia apenas un minuto después cuando Zambrano se ganó la segunda amarilla por un nuevo codazo fuera de lugar y el local se quedaba con un jugador menos. Russo mandaba a cancha a Marcos Rojo, que hacía su debut, para mantener la línea de cinco en el fondo. Pero River no tardó en resolverle la cuestión, ya que a los 78 Casco fue a disputar una pelota con Fabra en una lucha de patadas voladoras a la que el entrerriano llegó tarde: segunda amarilla para el millonario también. Gallardo tampoco quiso tocar el esquema defensivo, y mandó a Vigo por Palavecino. Había mucho en juego y ningún DT se animaba a ir por todo.

Ya en tiempo de descuento, Boca se salvó del festejo visitante de manera insólita. Girotti se le escapó a Rojo, mando el centro atrás y la pelota comenzó su inverosímil periplo. Primero se desvió en López; luego, ante la presencia de Alvarez, Izquierdoz cabeceó en propia valla, Andrada optó por no tocarla y la pelota picó centímetros antes de la línea y salió producto del efecto que acarreaba. Cuando Zuculini llegó para empujarla, su remate dio en el palo, luego en Andrada y finalmente se la quedó el arquero. Era inmerecido que alguno de los dos se llevara más que su rival de la Bombonera y, evidentemente, el destino así lo decidió.