La Copa Argentina está para cualquiera. Casi que más que nunca. Un finalista saldrá de la llave que conforman Talleres de Remedios de Escalada vs. Huracán y Central Córdoba (SdE) contra Temperley. La otra, todavía incompleta, tiene a Gimnasia esperando por el vencedor de Boca-Talleres y a Vélez, que desde este miércoles sabe que su rival de cuartos será Independiente.
El Rojo, que venía de mostrar una versión súper tímida en el Clásico de Avellaneda, fue otra cosa en el Mario Alberto Kempes de Córdoba y ganó por 3-0. Desde el minuto cero salió a atacar a Godoy Cruz y, a pesar de sus visibles falencias para definir, el destino lo premió a los 57 minutos con una carambola que terminó en el 1-0 de Santiago Montiel (Bruno Leyes quiso despejar y la embocó en el pecho del exArgentinos, que se fue sólo contra el arquero).
El equipo de Vaccari fue muy superior al de Oldrá, aunque las desconexiones entre Santiago López y Montiel permitieron que el primer tiempo termine sin goles. También hicieron su aporte para la sequía el arquero Ramírez, con un atajadón sobre la línea a un cabezazo del chileno Loyola y la terna arbitral -sin VAR- al anularle una jugada de gol asegurado a Godoy Cruz sobre el final del primer tiempo por una posición adelantada mal señalada.
Independiente aseguró la clasificación al aprovechar el muy mal retroceso mendocino y, con dos contras, aumentó su ventaja a los 74 y 88 a través de Santi López y Tarzia, ambos empujando la pelota abajo del arco.
Así las cosas, en medio de una situación institucional endeble pero con una actualidad futbolística un tanto estable desde la llegada de Vaccari (tres triunfos, tres empates y dos caídas), Independiente vuelve a soñar con jugar una Libertadores (el premio que otorga la Copa Argentina) y todos los dólares que eso significa. No lo hace desde 2018 y lleva apenas tres en lo que va de milenio (2004 y 2011 las otras). Está a tres partidos de distancia.