Cristina Kirchner asumió esta tarde formalmente la presidencia del PJ Nacional, luego de varios meses de una interna que dejó varios heridos en el peronismo a lo largo y ancho del país. Además, la ex mandataria llega a la UMET -donde se realiza el acto- con un peronismo al borde de la fractura, luego de que Axel Kicillof decidiera no asistir al cónclave y dejara trascender, a través de su círculo íntimo, que la cumbre del lunes en Moreno fue insatisfactoria. Una foto de unidad que no resultó ser tal.

El acto se dio en medio de cuestiones clave de cara al año electoral, en donde se especula con una candidatura de la ex vicepresidenta, pero Kicillof tiene potestad para decidir, por ejemplo, si desdoblar o no los comicios, algo que podría afectar la postulación de la ex jefa de Estado.

Otros ausentes de peso fueron los gobernadores peronistas Sergio Ziliotto (La Pampa), Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Ricardo Quintela (La Rioja). Un sector de la CGT tampoco irá. Y Sergio Massa, pero en este caso es porque es dirigente del Frente Renovador y no pertenece al PJ.

En un nuevo pronunciamiento sobre la situación interna del Partido Justicialista (PJ), Cristina Kirchner apuntó contra algunos dirigentes, entre ellos el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, a quienes acusó de haberse convertido en “militante electoral”. Durante su discurso, Kirchner destacó la necesidad de que los líderes del partido retomen su rol de “militantes políticos”, señalando que la política no debe reducirse solo a las contiendas electorales. “Tiene que haber por parte de los dirigentes políticos de nuestro partido, que muchas veces los veo convertidos en militantes electorales, volver a ser militantes políticos”, subrayó, insistiendo en la importancia de una interpretación correcta del momento político.

Kirchner aprovechó la ocasión para presentar las “cinco tareas fundamentales” que considera esenciales para el futuro del peronismo: formar, informar, planificar, divulgar y organizar. Según la ex vicepresidenta, el partido debe centrarse en la formación de cuadros políticos y técnicos, ya que, aunque los técnicos pueden mostrar cómo lograr objetivos, es el político quien debe interpretar adecuadamente el contexto para que esas acciones sean efectivas. En este sentido, también hizo un llamado a que los dirigentes políticos dejen de ser “militantes electorales” y se enfoquen en una visión más integral y de largo plazo, destacando que “la historia no empieza cuando uno llega y termina cuando uno se va”, una crítica directa a lo que ella consideró una actitud “tardía” en ciertos miembros del peronismo.

En su discurso recordó un artículo del diario Clarín de 2017 que señalaba la protesta de la CGT bajo el título “Arranca el paro por ganancias”, y dirigió un mensaje a la central sindical. “La CGT paraba en esa época”, subrayó, refiriéndose a la lucha de los trabajadores contra el ajuste y la política económica del gobierno de Mauricio Macri. Kirchner aprovechó para reflexionar sobre el contexto político que vive Argentina, señalando que la “denostación permanente de la política” contribuyó a generar un clima de “antipolítica” que afecta la credibilidad de las instituciones.

La ex vicepresidenta también se refirió a la judicialización de la política y al papel del Poder Judicial, acusando a este de haber sido “cooptado y diseñado para cubrir los negocios que se hicieron durante el macrismo y el neoliberalismo, y para perseguir a los peronistas”. En un tono crítico, expresó: “Este es hoy el Partido Judicial, no lo duden”, en alusión a lo que considera una falta de imparcialidad en la justicia. Además, Kirchner reconoció que el clima generado por la persecución judicial y la crisis política influyó en su decisión de “correrse” y poner al frente de la fórmula presidencial a Sergio Massa, con el objetivo de asegurar el triunfo del Partido Justicialista (PJ) y el futuro del peronismo.

Fernández de Kirchner se refirió al caso del senador de Entre Ríos, Edgardo Kueider, quien fue detenido en Paraguay con más de 200.000 dólares sin declarar, algo que, según ella, “no tiene antecedentes en nuestra historia”. Kirchner vinculó este hecho con la aprobación de la Ley Bases y el RIGI (Régimen de Inversiones Globales Integradas), señalando que, como en otros momentos históricos, el despojo de recursos naturales y la implementación de políticas neoliberales afectan gravemente a la soberanía nacional. “Nunca van a encontrar un hecho como este cuando se trata de leyes populares y democráticas”, enfatizó.

También criticó la actual situación de la inversión extranjera directa, que, según sus cálculos, no supera los 800 millones de dólares, destacando que muchas empresas ya radicadas en el país solo cambiaron de nombre y razón social para acceder al RIGI. A su juicio, el gobierno de Javier Milei está favoreciendo un “remate de nuestros recursos naturales”. Además, hizo alusión al fiasco en la implementación de la planta de GNL (Gas Natural Licuado), asegurando que las interminables demoras “solo lograrán poner un buque en Río Negro”, lo que perjudica tanto a la provincia de Buenos Aires como a la economía nacional. Kirchner concluyó que estos ciclos de “despojo y apropiación” son característicos de gobiernos neoliberales y que, eventualmente, son seguidos por “gobiernos nacionales y populares” que restituyen los derechos al pueblo.

Cristina Kirchner criticó el manejo económico del gobierno de Javier Milei, especialmente en lo relativo al endeudamiento y la política cambiaria. Kirchner destacó que, aunque el endeudamiento en pesos creció significativamente, en dólares hubo una reducción, pero “no es virtuosa, es forzosa”, dado que el gobierno no tiene acceso a los mercados internacionales. “Pese al superávit comercial, no tenemos los dólares”, señaló, subrayando que la falta de acceso al crédito externo sigue siendo un problema para la economía argentina.

En su análisis, Kirchner también se refirió al blanqueo de capitales, considerándolo un “éxito”, incluso superior al realizado durante el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, advirtió que, a pesar de la entrada de dólares, las reservas del Banco Central siguen siendo negativas, lo que refleja un “problema de la macroeconomía”. En cuanto a la inflación, la vicepresidenta mencionó los últimos datos oficiales que indicaron un aumento del 2,4% en el mes, destacando la diferencia entre los bienes transables, como la comida, que bajan de precio, y las tarifas de servicios públicos, que continúan aumentando. “Este es el desacomodamiento que produce tener pisado el tipo de cambio”, dijo, y acusó a Milei de haber caído en una contradicción al mantener controlado el dólar mientras criticaba el déficit y la emisión monetaria, lo que, según Kirchner, contribuye a la inflación.

“En la economía bimonetaria de Argentina, la inflación está atada a la variación del tipo de cambio, todos los periodos donde artificialmente se sostiene un tipo de cambio bajo se produce déficit de cuenta corriente, desindustrialización, perdida de empleo, cierre de fábricas”, agregó.

“Ese gobierno que propuso dolarización hoy no lo es, al contrario”, señaló Kirchner, al tiempo que criticó las expectativas que generó la campaña electoral, donde muchos pensaron que los salarios en pesos podrían equipararse a la misma cantidad en dólares. “Hubo gente que pensó que ganaba 200.000 pesos y podía ganar lo mismo en dólares, aunque parezca mentira, esto sucedió”, añadió, aludiendo a las promesas de la campaña que no se han concretado.

Kirchner también cuestionó lo que considera una repetición de errores económicos del pasado, al referirse a la actual “valorización financiera” que, según ella, se repite una vez más en la historia argentina. “Es la cuarta experiencia de valorización financiera que tenemos”, sostuvo, destacando que, en lugar de invertir en la producción de bienes y servicios, el dinero se destina a “timba financiera” para obtener grandes rentabilidades con poco riesgo, lo que, según Kirchner, remite a las políticas implementadas durante el gobierno de José Alfredo Martínez de Hoz con la famosa “tablita”. Además, la evicepresidenta criticó el enfoque del presidente en cuanto a la rentabilidad de la inversión, cuestionando: “¿Quién va a invertir en una fábrica, en un comercio, en cualquier cosa que dé trabajo si tengo un sistema que me ofrece 50% de rentabilidad en dólares?”.

La ex presidenta realizó un análisis crítico del actual panorama político argentino. Durante su discurso, expresó tres preguntas fundamentales que considera esenciales para los peronistas y los argentinos: “¿Qué está pasando?”, refiriéndose a un gobierno que llegó al poder tras el balotaje y con un fuerte apoyo del voto antiperonista. Según CFK, Javier Milei, quien asumió la presidencia tras proponer medidas radicales como la dolarización y la “motosierra contra la casta”, representa una figura que generó temor y dudas en gran parte de la sociedad.

Además, se mostró en desacuerdo con aquellos compañeros de partido que hablan de una “estafa electoral”. En sus propias palabras, relató: “Cuando un vecino aparece en el jardín de su casa con una motosierra, cara de loco y prometiendo que va a matar a todos menos a usted, yo la verdad que me encierro en mi casa porque me da miedo que alguien vaya con una motosierra por la calle”. Con esta declaración, subrayó la preocupación generalizada en torno al estilo confrontativo y las promesas extremas del nuevo mandatario.

“Hay una primera cuestión que abordar: hay una aceptación de la sociedad a una suerte de ejercicio de ajuste violento si se quiere sobre aquellos sectores, claro, en tanto y en cuanto no me toquen a mí. Eso no significa una crítica social, sino una descripción de lo que estamos viviendo”, agregó.