Un “silenzio stampa” general dominó a la industria 4.0 luego de que en el Boletín Oficial se confirmara la suspensión de la aplicación de la Ley de Economía del Conocimiento. Sin embargo, ese mismo silencio puede transformarse en un sonido peligroso para el Gobierno de Alberto Fernández.

La medida, que pone en stand-by los beneficios para empresas que exportan servicios basados en tecnología contemplados en la Ley 27.506 aprobada en octubre de 2019, prendió las luces de alerta en uno de los sectores más pujantes del sector productivo argentino.

Se trata, en rigor, de un verdadero peso pesado: los servicios profesionales exportan u$s6.000 millones por año, lo que representa un 8% de las exportaciones totales y lo transforma en el tercer sector en ventas al exterior, luego del complejo sojero y la industria automotriz.

El “No comments” oficial de muchas firmas del sector fue, en “off”, una verdadera catarsis respecto de una decisión oficial que muchos anticipaban y que generó una ola de malestar ineludible.

“Bronca”, “incertidumbre” y hasta un maradoneano “nos cortaron las piernas” fueron los comentarios por lo bajo de algunos de los empresarios tech más importantes del país, que prefirieron guardar la munición pesada en las redes sociales para no confrontar directamente con el Gobierno y evitar eventuales “apercibimientos”.

Se trata de un partido largo, 2023 queda todavía lejos en el tiempo, y muchos apuestan en “on” a la diplomacia para no perder beneficios ya ganados y no arrancar con el marcador en contra desde el pitazo inicial.

De todas maneras, no ocultaron su fastidio puertas adentro. Según pudo averiguar iProUP, las quejas se centraron en lo intempestivo de la medida, ya que obstaculiza el desarrollo de proyectos ya encarados y pone a toda la industria en un limbo que dificulta su accionar inmediato.

“La medida tiene nombre y apellido: Mercado Libre y Globant”, dispara una fuente familiarizada con el nuevo borrador que, por estas horas, se está redactando en la Casa Rosada.

Esta mirada es compartida por muchos en el ambiente, ya que se buscaría limitar el poder de fuego de las grandes empresas del sector y evitar así las prebendas. En este punto, advierten con enojo desde el sector 4.0: “Le quieren pegar a Galperín, pero caemos todos en la volteada”.