El entrenador campeón del mundo con la Argentina, Lionel Scaloni, fue homenajeado en Pujato, su pueblo natal de la provincia de Santa Fe, y se emocionó hasta las lágrimas tras recibir el cariño de la gente, tener una calle con su nombre y decir que la Selección «juega por y para la gente».

«Vamos aprendiendo de nuestros errores y de nuestros aciertos en esta carrera de entrenador, pero la clave de ella es no conformarse nunca», destacó Scaloni, de 44 años, en una conferencia de prensa realizada en el pueblo donde vivió su infancia.

«No merecimos sufrir tanto contra Francia, porque se dio el triunfo al final en los penales, pero tendría que haber sido antes. Y después, cuando vi la reacción de mis jugadores me derrumbé y me largué a llorar», confió.

«Pero mi padre era mi hincha número uno y fue mi primer entrenador. Lamentablemente no pudo ir a Qatar, pero yo estuve hoy (por el miércoles) con él y estaba muy feliz», contó con otro sesgo de visible emoción. Y añadió: «Todo lo que soy se lo debo a mis padres, más allá de mi esposa, mis hijos y mi hermana que siempre están ahora», apuntó.

«Me hubiese gustado que el ómnibus que el martes paseó al equipo por Buenos Aires lo hubiese hecho por todas las provincias del país». Luego, recibió una plaqueta que le entregó el intendente Daniel Quacquarini y una mujer apodada «Chichita», quien fue su maestra de la primaria.

«La clave es mostrarle a la gente que el equipo juega para ellos, y por eso da gusto entrenar a estos futbolistas. Cuando me preguntaron la otra vez que el argentino era arrogante y no sabía perder, yo dije que había que desterrar eso. Nosotros antes éramos hinchas de la selección, y ahora lo seguimos siendo, aunque estemos de este lado», expresó.

Y volviendo sobre la final, aceptó que «ahora se puede reconocer que Francia era la selección a vencer, lo mismo que la de Brasil. Por eso la final que jugamos fue increíble, ya que nunca dejamos de competir, pese a que nos empataron dos veces cuando parecía que la teníamos ganada».

«Soy el fan número uno de Messi, pero me puedo abstraer de eso a la hora de dirigir al equipo. Él dijo que va a seguir, así que la ‘10’ la tiene guardada para cuando volvamos a jugar», expresó.

En el tramo final de la charla volvió a manifestar sus sentimientos con sinceridad y el corazón en la mano, como siempre, desde mucho antes que llegara esta Copa del Mundo. «Si Carlos Bilardo se preocupó porque Alemania les empató la final de México 1986 2 a 2 como Francia a nosotros, después de estar ganando 2 a 0, imagínense lo que sentí yo. Es que ahí me puse a pensar que tendríamos que haber cerrado el partido antes, que esto o aquello. Porque uno siempre se está autoexigiendo», aseguró.