La inflación se aceleró fuerte por cuarto mes consecutivo en marzo pasado: alcanzó un sorpresivo 7,7%, lo que representa el nivel más elevado desde abril de 2002 (cuando el IPC trepó hasta el 10,4% en abril de ese año), según informó este viernes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
El dato, además, se ubicó por encima de lo proyectado por consultoras privadas, que estimaban un 7% en promedio, según el REM del Banco Central (BCRA).
Así, el Índice de precios al consumidor acumuló en el primer trimestre del año un incremento de 21,7%, mientras que en los últimos 12 meses, alcanzó el 104,3%, el nivel más alto desde septiembre de 1991.
Por lejos, la división que presentó la mayor suba del mes fue Educación, con un salto del 29,1%, atribuido -como suele suceder en cada marzo- a las subas en todos los niveles educativos al inicio del ciclo lectivo, aunque en esta oportunidad superó cualquier estimación esperada. De todos modos, vale aclarar que la variación interanual del rubro llegó a 96%, aún por debajo de la inflación en ese mismo lapso.
Le siguió Alimentos y bebidas no alcohólicas con una suba mensual de 9,4% (apenas menor que el 9,8% de febrero), influído por la inercia de los últimos meses, pero también por el efecto de la sequía y la gripe aviar. En ese sentido, la carne, que trepó más de 10%, tuvo un rol preponderante, pero los aumentos fuertes fueron generalizados en los componentes, incluyendo frutas y verduras (lechuga voló 58,5%) con alzas también superiores al 10% en promedio.
En la cartera económica calculan que la sequia y la gripe aviar le sumaron 1,5% a la inflación de marzo, por ello es que subieron con fuerza las frutas, verduras, la carne vacuna, el pollo y los huevos.
Por su parte, Indumentaria también creció 9,4%, un movimiento que tiene mucho de estacional por el cambio de temporada. Sin embargo, la variación de doce meses fue de 118,8%, sólo superada por la de restaurantes y hoteles.
Las Bebidas alcohólicas y el tabaco aumentaron 8,3%, el mayor ritmo desde septiembre de 2022.
Ya por debajo del promedio se ubicó, Vivienda y servicios básicos, con un 6,5%, afectada por las subas de agua y gas fundamentalmente. En tanto, Salud aumentó 5,7%, como resultado del ajuste en prepagas y el alza de los medicamentos. Transporte, en tanto, aceleró la suba por la indexación de los precios de colectivos, combinados con el incremento del valor de los autos y el alza de los combustibles.
Varios factores jugaron en la construcción del 7,7%. Para Rocio Bisang, economista de Eco Go, en primer lugar “hubo subas estacionales tipicas de esta epoca del año en sectores como indumentaria (por el cambio de temporada) y educación (comienzo de clases)”. El segundo elemento que destaca es que el aumento en regulados “fue brutal en marzo (8,3%), en un contexto donde el gobierno no puede permitirse continuar usando los precios regulados como ancla por la necesidad de bajar el gasto, lo que lleva a una administración de subas a cuentagotas que echa leña al fuego y contribuye a la aceleracion de la inflación”.
Un tercer punto a contabilizar, según Bisang, es la suba en alimentos que “apenas mostró una desaceleracion de 0,4 p.p. respecto al mes pasado y se ubico en 9,4%. Si bien las subas fueron generalizadas, los productos frescos se destacaron. Por un lado, las carnes en GBA marcaron un aumento del 11,1%. El pollo se destacó experimentando un incremento de cerca del 30%, producto de la ola de calor y la mayor demanda (que tambien impacto en el precio de los huevos), como sustituto luego de la suba del precio de la carne vacuna”.
Dentro de lo que fue el mal dato de marzo, puede remarcarse como dato (algo) positivo, el nivel de la inflación núcleo, que deja de lado a los productos estacionales y los regulados, y que marcó un 7,2%, bajando levemente con relación al 7,7% de febrero.
Sin embargo, desde C&T Asesores Económicos remarcaron que “ambas tasas son más elevadas que las de meses previos, reflejando que la tendencia de fondo de la inflación parece haberse ubicado un escalón más arriba”.