River tenía solamente que conseguir una victoria de visitante, algo que en el correr de la Superliga se le había hecho habitual, pero esta vez se le escapó. Fue a Tucumán y la tuvo complicada desde el comienzo, cuando Atlético demostró que iba a dejar la vida a pesar de que no se jugaba nada. Fue 1-1 y, con el triunfo de Boca frente a Gimnasia, el campeonato quedó para Russo y compañía, que dio el zarpazo en la última fecha.

Los de Zielinski arrancaron arriba por un cabezazo de Toledo con complicidad de Martínez Quarta pero River supo recuperarse cuando Casco le puso la bocha en la cabeza a Suárez y el ex Belgrano definió para el 1-1. El segundo tiempo fue plena búsqueda de River, pero no le alcanzó. Eso sí, Loustau omitió dos penales claros, uno a Nacho Fernández y otro al autor del gol Millonario.


Golpazo para un River que venía acostumbrado a irse con una sonrisa en los partidos definitorios. Una vez más la Superliga dejó en claro ser el talón de Aquiles de Gallardo, que nunca pudo consagrarse en el campeonato doméstico.