Podría ser un papel arrugado en la calle con el dibujo de un director técnico explicando la jugada perfecta que nunca salió, mezclado entre las hojas muertas que apiló el rastrillo del jardinero Prévert. Basura. O, tal vez, el original y acertado pronóstico de la batalla electoral de este año en otra hoja de bloc. Al menos, una alternativa le acercaron a Mauricio Macri, quien —confiado en que Cambiemos le propinará una paliza histórica al oficialismo, como repiten sus huestes— le prestó discreta atención al título de la amenaza: “Cuidado, gana Cristina”. Justo molestarlo con esa pesadilla de la septuagenaria triunfante cuando disfruta de la placidez del sur mientras perfecciona las clases de bridge para un torneo internacional.

Atendió el lúgubre análisis de su amigo, ingeniero también, que se enlaza por opuesto a la última declaración de un comandante piquetero, Emilio Pérsico, quien bola cristal en mano sostuvo que si se presenta Cristina no pasa del 32 por ciento de adhesiones. La descalificó. Por lo tanto, para él, debe buscarse en el desierto oficialista otro candidato que supere la performance atribuida a la actual Vice.

Difícil tarea: basta ver el comportamiento de otros funcionarios en las encuestas, hay una distancia infinita entre ellos y la dama. Pérsico semeja uno de esos buscadores que recorren la playa con un detector de metales para ver si un tesoro les cambia la suerte. A menos que tenga “fe y esperanza”, lógico final burgués para el amigo de Firmenich, en cuyo homenaje le compró la casa en que vivió durante sus años mozos para que nadie se olvide de que en Montoneros nunca se ordenó matar a nadie por gusto ni sadismo. Lo acaba de confesar el mismo Firmenich desde el exilio nicaragüense o catalán. Supone que esa revelación sacramental constituye un atenuante a los variados crímenes que cometió su orga de origen católico. Por ejemplo, asesinar a un policía por día, sin importar si era oficial o un simple agente de la esquina. Antes eran necios, ahora también: al cinismo infantil no lo alteran los años.

Otro fue otro el análisis electoral que le explicaron a Macri, diferente al de Pérsico. Incluye operaciones aritméticas y requiere, para la eventual victoria oficialista, de la postulación imprescindible de Cristina (el autor de la teoría supone que la pasada renuncia a cualquier candidatura de la Vice ocurrió en un momento de menopausia política, que habrá rectificaciones). Y cargar todo el esfuerzo proselitista para la primera vuelta de los comicios, la oportunidad clave para la viuda. Alguna aproximación a este vaticinio también se observó en el campamento de La Cámpora, antes de la última reunión del PJ en la calle Matheu, un encuentro secreto que duró hasta las tres de la madrugada y en el que se determinó la conveniencia de que Máximo Kirchner asistiera a la cumbre partidaria.

Una anécdota superficial esa presencia frente a un contenido superior: levantar a la madre como candidata, aunque ella insista en proclamar a Sergio Massa. Señalan: con 100% de inflación no hay ministro de Economía que alcance la Casa Rosada. Un cascotazo a los sueños de Massa, amargado por la posibilidad de que compita uno de sus principales enemigos, Daniel Scioli. Sería un castigo doble. Para ese fin, los camporitas concordaron en presionar a Alberto Fernández para que abandone su propósito de reelección en un plazo cercano, casi inmediato. El mandatario se niega a aceptar, rebelde por primera vez. Quizás sea una condición para la Cristina que reflexiona en sus pagos patagónicos y celebra el cumpleaños de algún nieto y, este sábado, el aniversario de la muerte de su marido. No será en silencio.

En un breve resumen que puede ir en comillas a Macri le recordaron en su casa que, de acuerdo al conteo de los sondeos de opinión, hay coincidencia en que Cristina recoge un 32 por ciento de los votos en todo el país como dice Pérsico y, según los límites de la Constitución, demanda 40% para consagrarse en primera vuelta (y, claro, que el segundo se ubique a más de diez puntos de diferencia). Le faltan 8 puntos a la mujer, si fuera candidata. Inalcanzables para los investigadores de la opinión pública.

Pero el interlocutor del ingeniero le advirtió por un ocultamiento que las encuestas no registran y que tal vez tampoco los expertos: “¿Te parece que los 15 gobernadores peronistas y los intendentes de ciertos distritos, no harán un esfuerzo adicional para generarle aunque sea un punto más cada uno a Cristina?. Tienen deudas con ella, no hay que olvidarse. Los hizo poderosos y vos, cuando fuiste gobierno, los afirmaste sin reclamar nada a cambio. ¿No están agradecidos con ella por algún crédito, por ciertos cargos, favores en general?. Sobre esos 15 sitios del interior, algunos feudos, ¿no podrá ella al menos agregar 8 o 10 puntos?. Sin hablar de los díscolos del peronismo que hoy están en la vereda de enfrente y luego se pasan por tradición histórica”.

Ante la duda de Mauricio frente al planteo, el alarmista personaje agregó: “¿O los paraguayos que crucen el rio para venir a votar, por ejemplo, hacen la travesía para encumbrarte a vos, a Patricia o a Rodríguez Larreta?”.

Faltaba en la charla, otro detalle: Javier Milei. Como se sabe es quien le resta poder a Cambiemos en los comicios y el que eventualmente podría impedirle a esa agrupación quedar a menos de diez puntos del oficialismo, un peligro monumental para sus intereses. De ahí que, por ejemplo, el radical Gerardo Morales haya dicho que Milei opera para el kirchnerismo.

Tampoco tuvo respuesta Macri para que este formidable ascenso de Milei no favorezca al oficialismo, menos si el candidato final de la oposición es Horacio Rodríguez Larreta, a quien el economista fulmina en cuanta oportunidad aparece. Lo responsabiliza de haber inducido la bajeza de averiguar su historia familiar y psicológica, los remedios que presuntamente utilizaba, tan solo porque había salido a competirle. Con Macri no tiene esas objeciones, se escriben a menudo. Quien le habló del “riesgo Cristina”, también le recomendó a Macri que dejara de dudar y que se abstuviera de elegir sucesor. Y se presentara de nuevo a las elecciones. Porque la naturaleza de la política complica ese tipo de herencias, por último el que vos elijas será el primero que te hará llamar por la Justicia. “Y vos tenés más de 100 causas esperando”

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