Tras el fracaso en las negociaciones que mantenía con el dueño de Supercanal, la situación de Garbarino es cada vez más grave y el fantasma del concurso de acreedores está cada vez más presente. En la firma que hoy controla el empresario de los seguros, Carlos Rosales, reconocen que el panorama es más que preocupante, con los salarios de abril, mayo y junio adeudados a los más de 4000 empleados que tiene la cadena y el cierre de decenas de sucursales. Igualmente, no bajan los brazos y aseguran que avanzan con las negociaciones en dos frentes.

El primer objetivo es la búsqueda de un socio que aporte fondos frescos a cambio de una participación accionaria en la empresa. En este sentido, desde hace más de un mes Rosales estaba negociando con el empresario tucumano Facundo Prado. Prado viene del rubro financiero y su principal negocio es la firma Centrocard, una tarjeta de crédito que es muy fuerte en Catamarca y La Rioja, donde cuenta con más de 70.000 plásticos y 2000 comercios adheridos. Antes de quedarse con Supercanal, Prado ya había puesto un pie en el negocio del cable, ya que hasta 2018 fue propietario de TVCat, una importante cableoperadora de la provincia de Catamarca. La opción de compra que tenía Prado venció ayer y ahora en Garbarino sostienen que están en negociaciones con otros dos interesados, aunque prefieren no dar a conocer sus nombres.

Antes de la aparición de Prado, otras dos empresas habían mostrado un interés por Garbarino. Uno era el fondo Inverlat -los dueños de Havanna-, que según fuentes del mercado contaba con el respaldo de su competidor Frávega. La otra compañía que en su momento presentó una oferta era Covelia, del empresario Ricardo Rubén Depresbiteris. Sin embargo, tanto en Inverlat como en Covelia ahora aseguran que no tienen ningún interés por quedarse con Garbarino.

El segundo frente de batalla de Garbarino está puesto en las negociaciones con el gobierno porteño por retenciones indebidas del impuesto a los ingresos brutos. “Tenemos una acreencia de $440 millones de parte del gobierno de la ciudad, que ya está reconocida por las propias autoridades porteñas. Si logramos destrabar esos fondos, podríamos cancelar la deuda que tenemos con los empleados”, explicaron .

Más allá de estas negociaciones, el futuro de Garbarino se presenta cada vez más incierto. De acuerdo a fuentes del mercado, el déficit operativo de la firma supera los $300 millones mensuales y, debido a las multimillonarias deudas que arrastra con sus proveedores, las principales marcas de electrónica y electrodomésticos le están retaceando el envío de mercadería, lo que termina acentuando los problemas de la empresa. “En mayo las ventas cayeron un 60% y en junio la baja se profundizó al 75%”, reconocen en Garbarino.

El mal momento de Garbarino contrasta con la incipiente recuperación que vive el mercado. A diferencia de lo que sucedió en otros rubros, la categoría de electrónica y artefactos para el hogar empezó a recuperarse en los últimos meses y hoy las ventas están en promedio un 10% arriba en unidades frente a 2020.


El sector venía de tres años muy malos y el consenso en la industria es que 2017 fue el último buen año en ventas. El acumulado de ejercicios en rojo afectó a prácticamente todas las cadenas del rubro, con el cierre de sucursales de Ribeiro y la reestructuración de la deuda de Carsa (una de las dos empresas que opera con la marca Musimundo). “El panorama es muy complicado. Algunas empresas como Frávega, Cetrogar o Naldo Lombardi están sobrellevando un poco mejor la crisis, aunque el gran ganador es Mercado Libre”, explicó un hombre del sector.

La firma fundada por Marcos Galperin desembarcó con todo en la venta de electrónica y electrodomésticos en el último tiempo, a través de su propia plataforma: Electrónica Mercado Libre, que se hizo muy fuerte en la venta de celulares y televisores.

Vínculos políticos
En junio de 2020, la cadena de electrodomésticos pasó a manos del empresario Carlos Rosales. El actual dueño de Garbarino es el titular del grupo asegurador Prof.

El nombre de Carlos Rosales es más conocido en el ambiente del fútbol que en el mundo de los negocios. Rosales ingresó a la política de San Lorenzo hace diez años como candidato de la lista de Carlos Di Meglio, que perdió finalmente con Carlos Abdo. Pero desde el año pasado es el protesorero del club de Boedo, cargo al que accedió de la mano de Marcelo Tinelli.

Antes de ingresar a la política de San Lorenzo, tuvo un paso por la política nacional, como director provincial de Clubes de barrio de la Secretaría de Deportes de la provincia de Buenos Aires, durante la gobernación de Daniel Scioli. Por su parte, la actual vicepresidenta de Garbarino, Mariana Casares, también tiene vínculos con el Gobierno y durante la gestión de María Cecilia Rodríguez y Sergio Berni al frente del Ministerio de Seguridad -en el segundo gobierno de Cristina Kirchner- ocupó el cargo de subsecretaria de Articulación Legislativa.