A horas de las más insípidas vacaciones de invierno posibles (producto de la crisis sanitaria por el coronavirus), la pregunta suena a bobada. Con una facturación igual a cero en el último cuatrimestre, el turismo está freezado: hoteles cerrados, vuelos cancelados, centros turísticos vacíos y los gastronómicos, ahogados en el dulce de leche del delivery. La caída del gasto turístico esperada para este irregular receso invernal superará el 80%, en comparación a 2019. Esto es, 66.663.370.300 de pesos menos. Para quienes se mareen con tanto dígito en fila, casi 525 millones de dólares blue.

Como en el sector prefieren los porcentajes antes que los números duros, Clarín obtuvo el cálculo por las suyas, en base a un par de elementos. Por un lado, el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación informó que el gasto turístico de julio del año pasado superó los 58.300 millones de pesos. Si 2020 fuera un año “normal” (esto es, si hubiera 41 millones de viajes por año que dejaran, entre locales y extranjeros, gastos por 11.000 millones de dólares a la economía argentina), las vacaciones de invierno sin dudas deberían movilizar esos 58.300 millones de pesos más la correspondiente inflación (42,8%). Es decir, 83.300 millones de pesos. Pero no.

“El panorama es negro. Las posiblidades de que este invierno se trabaje en algo no van a superar el 20% del año pasado. Las pérdidas son casi totales”, lanzó Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT). Por 20% se entiende apenas más de 16.600 millones de pesos.

Es que, si se factura algo, será la sumatoria del movimiento turístico del verano pasado (hasta el 19 de marzo, cuando se decretó la cuarentena por la expansión del coronavirus) y aquel que se genere desde septiembre, o cuando se empiecen a habilitar los tan anunciados primeros vuelos post pandemia. Según Elías, “a lo sumo será un corredor federal aéreo entre las provincias, teniendo como hub a Córdoba, sin pasar por el AMBA”.

Además, algún rayo de luz debería asomar en siete provincias que habilitaron movimientos turísticos para estas vacaciones. Claro, puertas adentro; lo que se conoce como “turismo intra provincial,intra-provincial,intraprovinciales”. Son Mendoza, San Luis, Salta, San Juan, Tierra del Fuego, Neuquén y La Pampa. En cada caso hay que ver el detalle, ya que la apertura varía según la localidad.

Desde el Ministerio que conduce Matías Lammens informaron su hipótesis para este año: “La actividad del turismo receptivo (que el año pasado se tradujo en movimientos por 5.500 millones de dólares) depende de si se habilitan los viajes en el último trimestre”.

En cuanto al turismo interno (que generó otros 5.500 millones de dólares), si bien el grado de apertura de la cuarentena podría cambiar cualquier escenario, la caída estimada para el año dejaría al sector movilizando no más de 2.000 millones de dólares, el 36% respecto de 2019.

Volviendo a las vacaciones de invierno, la caída es estrepitosa y nadie lo niega. Consultados por la baja del 80% concentrada en julio, en Turismo fueron claros: “No tenemos una cifra exacta, pero la caída va a ser enorme. Es una obviedad”.

Lo es. Elías analizó que “están complicados todos por igual… todas las actividades turísticas están cerradas. Hotelería, parques de diversiones, agencias de viajesl, líneas aéreas, guías turísticos, rentadores de autos. Cuando hablamos de parate, es en un 100%”.

Pasado a pesos, acá van algunos ejemplos regionales que dieron en el propio Ministerio. Destinos clave como Bariloche (Río Negro) o las ciudades de Salta y Mendoza están reportando caídas mensuales preocupantes, de entre los 1.000 millones y los 3.000 millones de pesos.

Graciela Fresno, presidenta de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA), se sumó a la charla y advirtió que las pérdidas del sector que representa serán millonarias: “Solo en julio, el año pasado hubo 15 millones de pernoctes de parte de 3 millones de personas. Basta hacer la cuenta…2.000 o 3.000 pesos por noche de hotel. Y así se ve cuánto no se va a facturar en hotelería”.

Siendo conservadores, si la noche de hotel promedio fuera de 1.500 pesos, las pérdidas hoteleras se alzarían a 22.500 millones de pesos, sólo por las semanas del receso escolar. Claro que detrás de esas cifras abultadas hay familias: penden de los 1.200.000 puestos de trabajo del sector. La mitad están en los hoteles del país. De esos, “al menos un tercio son temporarios”, recordó Fresno.

Hablando de trabajadores fuera de planta, el rubro “centros de esquí” no es menor. Según Elías, “en provincias donde se esquía, como Tierra del Fuego, Neuquén, Río Negro o Mendoza, la incidencia de los puestos de trabajo temporarios es muy fuerte y ahora se están perdiendo muchos puestos. En Bariloche, alrededor de 45.000 personas trabajan en forma temporaria. Muchísimo”.

Por cierto, menos Las Leñas, en Mendoza, que dio por acabado el invierno antes de que arranque, el resto de los centros de esquí tienen fichas puestas en poder abrir “un rato”, al menos las últimas semanas de la temporada.

El turístico es (como el gastronómico) uno de esos sectores que con mucha facilidad generan falsas impresiones. Con facilidad se confunde “servicio”, “precisión”, “buen gusto” o “refinamiento estético” con “ostentación” y “grandes ganancias”. “Pensá que en una empresa, como podría ser un hotel, el 60% del egreso son salarios. El punto de equilibrio, es decir, cuando no se pierde plata, es estar por encima del 50% de ocupación. Con una actividad del 20% se pierde plata todos los días del mes”, explicó Elías.¿Hay, en la historia del turismo argentino, algún episodio de estruendo semejante al que está generando el coronavirus? ¿La epidemia de gripe A de 2009? ¿El humo y las cenizas del volcán chileno Puyehue, episodio eterno, que arrancó en junio de 2011 y siguió hasta el verano siguiente?

“Lo que está pasando no es comparable a ningún otro momento. Hubo crisis económicas, sí, hubo gripe, sí, pero esta es la primera vez en la historia que se cierra la hotelería”, enfatizó Fresno, y señaló: “Por eso, en nombre de las 3.870 empresas que representamos, pedimos la declaración de una ley de Emergencia en el Congreso, con medidas que permitan paliar la crisis terminal en la que está el sector”.

En el Ministerio de Turismo de la Nación resaltaron lo mismo: que esperan que se apruebe el proyecto de Ley de Reactivación, un plan de preventa de servicios turísticos (que el usuario podría aprovechar en 2021, por ejemplo), por el cual el Estado invertiría 16.000 millones de pesos, con la intención de movilizar el doble.

También remarcaron los aportes salariales a través del ATP y la puesta en marcha del Plan de Auxilio, Capacitación e Infraestructura para el Turismo (PACIT), inversión de 4.000 millones de pesos, integrada por tres fondos que apuntan a la reactivación económica del sector. Se incluyen alivios para PyMes y prestadores y partidas a las provincias para infaestructura relacionada al turismo.

Fresno cree que estas medidas son insuficientes: “El Estado debe hacerse cargo del pago completo del salario a todos los empleados, hasta la vuelta a la normalidad. Además, eximir del pago de impuestos y tasas municipales a las empresas turísticas y regular las tarifas de servicios: seguimos pagando como si estuviéramos abiertos. Y deben darse créditos a tasa cero para poder recomponer el capital de trabajo, entre otras medidas”.

Pero, según Elías, “el Gobierno está en plena conciencia de que la actividad turística es la que más está sufriendo la pandemia. Es la primera que tuvo que parar, la última que va a abrir y, por lejos, la última que va a recuperar cierto ritmo de normalidad”.

De paso, ¿cuándo será eso? El presidente de la CAT lo explicó: “Los cálculos más optimistas hablan de dos años para recuperar la actividad normal. Sin vacuna no hay normalidad porque el turismo necesita dos componentes para desarrollarse: previsibilidad y confianza. La primera está perdida porque el dinamismo de la pandemia es infernal. Y la confianza es muy difícil de restablecer sin vacuna. Hubo una campaña del miedo y se lo dijimos al presidente Alberto Fernández. Hay que reconvertir esa situación. Trabajar de manera individual y dejar claro eso de yo me cuido para cuidarte a vos”.

GS