Palmeiras se consagró este sábado campeón de la edición 2020 de la Copa Libertadores de América, al derrotar en la final por 1-0 a Santos, con un cabezazo en tiempo de descuento del delantero Breno. Hubo lágrimas de alegría y tristeza en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, pero el partido dejó sabor a poco.

El reflejo de Breno representó la solitaria conquista y decisiva diferencia en favor del elenco verde, que alcanzó así su segundo trofeo a lo largo de la historia. El anterior se había registrado en 1999 frente al Deportivo Cali de Colombia.

El árbitro argentino Patricio Loustau, de correcta labor, expulsó al DT de Santos, Cuca, cuando se cumplía el sexto minuto de adicional.

El desarrollo del encuentro fue de tono mediocre, con evidentes signos de dos equipos que se cuidaron y se respetaron demasiado, en todo momento.

Incluso, costó hallar situaciones claras de gol en las libretas de apuntes de los cronistas, a partir de que las acciones se dirimieron en la mitad de la cancha.

Y además, a raíz de la importancia de lo que se jugaba, ninguno de los dos escatimó en eso de “poner la pierna fuerte”, a punto tal que los primeros 25 minutos resultaron imprecisos, cortados, friccionados.

En ese contexto de paridad, Santos asomó con una imagen colectiva en la que intentó manejar el balón con criterio, a partir de Alison y Diego Pituca. Y con Marinho como el revulsivo en el sector ofensivo.

Sin embargo, la defensa del Palmeiras, que dejó en el camino a River Plate en una de las semifinales, se mostró solvente, con mucha fortaleza en el juego aéreo, aun cuando el paraguayo Gustavo Gómez (ex Lanús) pareció –en algún momento- hallar algún inconveniente de perfil para su pierna izquierda, cada vez que tuvo que cerrar para ese sector de la cancha.

En los 45 minutos de arranque, una de las oportunidades más o menos nítidas quedó en un remate de Raphael Veiga, que salió desviado junto al palo del arquero John.

En el comienzo de la segunda etapa, Santos, que eliminó a Boca Juniors también en semis, se adelantó unos metros en el terreno, con un Lucas Veríssimo que lució credenciales de jerarquía y tuvo una chance clara, con un cabezazo apenas desviado (St. 13m.).

Sin embargo, ese ímpetu de la escuadra de Vila Belmiro fue decreciendo y los dos equipos casi que empezaron a interpretar como una buena señal dirimir al campeón en tiempo suplementario o bien, en la tanda de los penales.

Entonces, cuando se jugaba el octavo minuto de tiempo añadido, Rony envió un centro al corazón del área, el arquero John exhibió una duda fatal y el ingresado Breno aprovechó que su marcador, Pará, no saltó, para enviar la pelota al fondo del arco.


Con esa conquista, Palmeiras se llevó el triunfo, la Copa y festejó con un diminuto grupo de hinchas (por cuestiones de protocolo sanitario solamente fue autorizado que se ocupe el 10 por ciento de las tribunas del Maracaná) no sólo su segundo cetro histórico sino su clasificación al Mundial de clubes de Qatar, en febrero próximo.