River despejó toda duda con una goleada por 4-0 sobre Defensa y Justicia que le permitió saltar a los cuartos de final de la Copa Argentina.
En la próxima instancia los riverplatenses se cruzarán con Patronato, de Paraná, que viene de eliminar a Gimnasia y Esgrima La Plata en instancia de octavos.
La victoria de los de Gallardo se plasmó en menos de media hora a partir de la voracidad ofensiva de Pablo Solari, que abrió el marcador a los cuatro minutos, y la encomiable entrega y sacrificio de Lucas Beltrán, que hoy ocupó el lugar del colombiano Miguel Borja y facturó con creces.
Es que el ex Colón fue el que presionó y le quitó el balón a Kevin Gutiérrez en la salida de Defensa y Justicia para luego habilitar a Solari en el primer tanto, y luego, a los 29 minutos concretó el segundo con un remate mordido que tuvo una floja oposición de Ezequiel Unsaín.
Pero en los resultados de esas dos acciones se advirtió que era la noche de Beltrán, que recibió el estímulo de Gallardo antes del partido al colocarlo como titular, y cuando promediaba el complemento y ya Solari hacía rato que había marcado el tercero a los seis minutos y salió reemplazado justamente por Borja.
Un Solari insaciable que a los 37 minutos de esa segunda etapa señaló su triplete para redondear la goleada y señalar el séptimo tanto personal desde que llegó proveniente de Colo Colo, de Chile, para ponerse la banda roja.
Sin embargo, y sobre todo en el primer tiempo, esas cifras en el marcador podrían desmentirse si se analizan las numerosas llegadas con posibilidades concretas de gol que tuvo Defensa y Justicia.
De hecho el propio arquero riverplatense Franco Armani tuvo que exigirse hasta el límite de lesionarse en el muslo derecho para evitar que su arco perdiera el cero que después conservaría su reemplazante, Ezequiel Centurión, en el complemento.
Claro que esa segunda mitad desnaturalizó la competitividad porque apenas superados los cinco minutos Solari señaló ese mencionado tercer tanto que dejó fuera de recorrido a los de Florencio Varela, que terminaron buscando en algunas circunstancias la fricción más que la pelota (sobre el final se fue expulsado Nazareno Colombo).
Por eso el segundo tiempo se convirtió en una prolongación de esa fiesta que se inició para los chaqueños casi una semana antes del partido, cuando coparon las inmediaciones del estadio Centenario, de Sarmiento, de Resistencia, donde 23.000 espectadores colmaron sus graderías para ver a River, al que alentaron sin cesar y recibieron su retribución desde el propio campo de juego.
“Tengo que dejar de ser un poco tan hincha y ser algo más profesional, porque quiero mucho a este club”, confesó Pablo Solari al término del encuentro, mientras disfrutaba de llevarse la pelota por su primer “hat trick” casi tanto como lo hacían “los otros” hinchas en las tribunas.
Y de paso Gallardo, que no se saludó con Beccacece al comienzo del encuentro, se fue con la satisfacción de ver jugar a su equipo como él pretende, mientras que los jugadores del “Halcón” revolearon camisetas para sus hinchas que se llegaron hasta Resistencia con toda su fidelidad a cuestas y se volvieron con una goleada dolorosa, aunque la intención de alcanzar clasificarse a la próxima Copa Sudamericana por Tabla Anual sigue intacta.