River acaba de cumplir 122 años de historia y en su mes celebratorio, decidió que era momento de presentar en público la estatua de Marcelo Gallardo. Bajo el nombre de “Una historia hermosísima”, el evento se desarrolló en las inmediaciones del museo del club, ubicado sobre Figueroa Alcorta, y contó con la presencia de Rodolfo D’Onofrio, Jorge Brito, Enzo Francescoli, Marcelo Salas y parte del plantel que obtuvo la Copa Libertadores en 2018 frente a Boca en Madrid. “Me siento un privilegiado. No me va a alcanzar la vida para agradecer”, dijo el entrenador, colmado por una profunda emoción.

La gente se agrupó en las inmediaciones del estadio Monumental cerca de las 14. Algún distraído consultó si la cantidad de hinchas que vio pasar por la puerta de su casa tenía que ver con un partido de River y lo cierto es que no. La razón de tanto despliegue fue Gallardo, el técnico más ganador en la historia del club (logró 14 títulos en poco más de 8 años).

Pasadas las 16 la gente se deshizo en gritos y ovaciones, al verlo subir al escenario que el club montó sobre Figueroa Alcorta, acompañado por su cuerpo técnico, Hernán Buján y Matías Biscay, y seguido por los jugadores más representativos de su ciclo: Leonardo Ponzio, Juanfer Quintero, Enzo Pérez, Franco Armani, Ignacio Fernández –a quienes varios hinchas reconocieron como “los héroes de Madrid” – y parte de la comitiva dirigencial del Millonario.

Frente a los canticos de “Gallardo es de River, de River no se va”, el Muñeco tomó la palabra y en una muestra de agradecimiento constante, expresó: “Alguna vez dije que era muy difícil irse de acá. No hay posibilidad alguna que uno pueda desprenderse de este maravilloso club. Son muchas las personas a las que estoy agradecido: empezando por mi familia, siguiendo por compañeros, grandes glorias de esta institución. Este club es grande por su historia, pero también por las glorias que hemos tenido la suerte de vivir y compartir”.

Y agregó: “Agradecer a aquellos jugadores que me han acompañado en este proceso. Hemos logrado algo realmente importante. En la exigencia está la posibilidad de crecimiento y este club no va a parar de crecer. Es maravilloso ver como más de 80 mil almas vibran cada domingo en este estadio. Es algo único de poder ver y sentir”

Previo a su discurso, hubo lugar para la palabra de algunos invitados. “Su principal virtud fue la personalidad, como cuando agarró la pelota en la Bombonera siendo muy joven y pateó un penal ante Boca”, destacó Hernán Díaz al comienzo. “Lo que hiciste nos llena de orgullo ¡Te felicito, amigo!”, continuó el “Matador” Salas, al borde del llanto.

Otro momento emotivo fue cuando tomó la palabra Francescoli, quien en todo momento se quitó el protagonismo de los logros y dejó en claro que todo lo que pasó fue producto del propio trabajo de Gallardo. “Destacamos su personalidad, su manera de ser, su forma de comportarse, cómo conducía y cómo ama a este club. Lo que consiguió es todo mérito de él, mérito de sus colaboradores. Gran parte de todo lo que consiguió el club se lo debemos a él”, dejó en claro el manager.

“En la cancha fue bastante exigente y a veces lo querías matar. Pero logramos cosas importantes gracias a su personalidad”, resaltó Juanfer Quintero. Y Ponzio por su parte, destacó: “Muchas veces dije que empecé a entender el fútbol cuando Gallardo me bajó algunas líneas y retos alguna vez, pero siempre para crecer. Agradecimiento es eterno, como nuestra copa”.

El momento incomodo lo vivió Jorge Brito, actual presidente del club, cuando le tocó hablar. Cada palabra fue interrumpida por una silbatina apabullante. D’Onofrio intentó hacer gestos para que cesen, pero no hubo caso. Fuera de eso, todo fue una fiesta que finalizó cuando Gallardo pulsó el botón rojo que bajó el telón que tenía su estatua detrás y estallaron los papelitos rojo y blanco por los aires.

“Los voy a amar siempre, gracias por esto y por todo lo que vivimos en estos años. Nací en este club y moriré en este club”, se despidió, con promesa de regreso.