La previa de la final de la Copa Libertadores entre Boca y Fluminense dejó de lado lo futbolístico para entronizar a la violencia como protagonista de un jueves en el que muchos hinchas “xeneizes” fueron agredidos por sus pares de Fluminense y la propia policía local que reprimió con gases lacrimógenos y se llevó detenidos a varios parciales auriazules.
Las detenciones se produjeron, por la tarde, en medio de una pelea generada porque hinchas de Fluminense invadieron el espacio de los hinchas de Boca en la playa de Copacabana, según confirmó a Télam, Ana Emilia Sarrabayrouse, Consulesa General de Argentina en Rio de Janeiro.
Además, la funcionaria agregó que hubo en ese momento dos simpatizantes heridos, uno argentino y otro brasileño, aunque se desconocía su gravedad.
Los eventos se extendieron por menos de cinco minutos, cuando hinchas del equipo brasileño persiguieron a los de Boca arrojando sillas de playa y otros objetos.
Efectivos de la Policía Militar de Río de Janeiro intervinieron pasadas las 17 lanzando gases lacrimógenos y balas de goma para despejar los disturbios.
A través de un comunicado oficial, la entidad policial afirmó que dos hinchas argentinos y uno de Fluminense fueron detenidos en la playa y trasladados a la comisaría 12 de Copacabana luego de “involucrarse en un disturbio”, aunque después de efectuar sus respectivas declaraciones fueron liberados, según informó la Policía Militarizada a Télam.
Testigos argentinos comentaron que la gente del ‘xeneize’ festejaba de manera pacífica cuando un grupo identificado con la hinchada del equipo brasileño llegó en gran número a agredir a hombres, mujeres y niños.
“Boca hacía su propia fiesta y ellos vinieron a tirarnos sillas, palos, a pegarnos y a robarnos”, relataron algunos simpatizantes boquenses. Además, afirmaron que les sustrajeron pasaportes, dinero y otras pertenencias.
“Estábamos tranquilos después de hacer un banderazo y llegaron muchos hinchas de Fluminense corriendo hacia la playa”, dijo a Télam Felipe Rodrigues, un brasileño que acompañó la fiesta de los argentinos.
Según la policía local, previamente un argentino había sido detenido luego de patear a un perro que acompañaba a un brasileño que estaba en la playa y de arrojar una botella contra los agentes. Una persona lo acusó además de haber proferido insultos racistas. Ese hincha, cuyo nombre es Cristian Medina. la vio venir y se le ocurrió meterse en el mar, hasta donde fue perseguido y atrapado por un efectivo de seguridad dentro del agua.
Pero una vez que cayó la noche sobre la costa carioca los incidentes recrudecieron, la policía volvió a lanzar gases lacrimógenos y las imágenes retrataron a otros tres hinchas “xeneizes” que eran detenidos por las fuerzas de seguridad, dos de ellos con el torso desnudo y descalzos y un tercero luciendo una remera de Boca. A todos ellos se los vio con las manos detrás de la espalda y trasladados por la fuerza hacia un ómnibus de la policía local.
Este fue el tercer episodio de violencia ocurrido en menos de tres días desde que el martes fueran atacados un hombre y una mujer hinchas de Boca por parte de miembros de una facción de la hinchada de Fluminense, episodio por el cual fueron detenidos tres brasileños.
Los disturbios ocurrieron a la altura de la Fan Zone que la Conmebol instaló en Copacabana, donde continúa la tensión, y hay mucha preocupación por los miles de argentinos que están llegando por estas horas a Río de Janeiro para presenciar la final. De hecho para este viernes está anunciado un “banderazo” de los hinchas boquenses en el “Sambódromo”.
Inclusive este jueves por la noche se había organizado una reunión de urgencia entre autoridades locales, dirigentes de Boca y miembros de seguridad local y de Argentina, ya que a Río de Janeiro llegaron también efectivos de la policía federal encabezados por el Director Nacional de Seguridad en Eventos Deportivos, Guillermo Madero, pero la ausencia de los jefes de la Policía Militarizada dejó trunco ese encuentro.
A última hora la Conmebol elevó un comunicado de circunstancia realizando “un llamado a los hinchas de Boca y Fluminense a compartir todos juntos los momentos de alegría y celebración que da el fútbol. Los valores del deporte que más nos apasiona deben ser inspiradores de conductas de paz y armonía. Por eso, repudiamos los actos de violencia y racismo que se puedan producir en el marco de esta final”.